martes, 23 de marzo de 2010

SESIÓN 14

23 de marzo de 2010

El círculo del deporte, Joseph Blasco, está situado cerca del pabellón de la universidad.

Esta escultura nos sugiere personas en círculo; nos recuerdan los aros olímpicos por sus colores, Stonehenge, monumentos megalíticos, y con los cinco continentes. Tambien, puede representar la igualdad y diversidad de los 5 continentes y la rivalidad de los atletas, que parece que todos están unidos, en el atletismo. Para el autor, simboliza la igualdad, perfección y el deporte.




¿Se parece a Stonehenge? Tiene un cierto parecido




Las chicas del grupo nos proponen realizar un eslogan + logotipo para apoyar la candidatura de Pamplona para el 2020 a los JJOO. Ésta es nuestra propuesta: los ceros del número son ruedas de una bici, como homenaje a Miguel Induráin. Donde se ve la marca de"navarrismo" que tanto ha aflorado en las diferentes propuestas es el pañuelico rojo que le hemos colgado en el primer cero del número.


El segundo grupo nos propone que pensemos en qué significa, por qué está ahí y en qué se ha inspirado el autor para realizarla. Cada color se identifica con cada continente: África-negro, Europa-azul, América-rojo, Asia-amarillo, Oceanía-verde. Luego, en qué lugar se colocaría en Pamplona, por qué, o le quitarías o añadirías algo (en la ciudadela por su contenido lúdico, convirtiéndolo en columpios; en la parte opuesta a la estatua de los Fueros ya que simboliza lo foral frente a esto que simbolizaría lo continental).




El tercer grupo también haría preguntas sobre la imagen y explicaría a los niños la idea del autor. Así, nos dividen a la clase en 5 grupos, y cada uno deberíamos colocarnos detrás de cada escultura, imitando algún deporte olímpico. Aunque no hemos ido al lugar, cada grupo simulamos practicar un deporte olímpico: balonmano, curling, baloncesto, tiro con arco y natación sincronizada.





































De esta manera tan divertida terminamos con esta escultura.

Otro grupo nos presenta a Teobaldo, en piedra y hierro, de Antonio Eslava (que aparece en la foto junto a su obra). Eslava es un artista navarro, pintor, grabador y escultor, que nació en Pamplona en 1936, el 27 de septiembre. En 1960 terminó sus estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes en Madrid y desde entonces ha desarrollado una trayectoria marcada por una constante renovación y un afán de investigación que le ha llevado a utilizar distintos soportes y técnicas plásticas con resultados igualmente diversos. En 1962 recibió el Premio Nacional de Grabado y en ese mismo año fue becado por el Ministerio de Asuntos Exteriores Italianos lo que le permitió estudiar en Italia, en Florencia, para participar, entre otros, en el Gabinete de la Estampa del Museo Ufizzi, y en la Facultad de Bellas Artes de dicha ciudad (1963). También en 1965 obtuvo por oposición la plaza de pensionado por el Estado Español para estudiar en la Academia de Bellas Artes de Roma.



La verdad es que, indagando en su vida, me acabo de enterar que fue él también quien realizó la escultura que encuentro en la rotonda de Liédena cada vez que vuelvo a Sangüesa (nunca te acostarás sin saber algo más). Para realizarla, el escultor señaló que hizo una estructura de acero «muy cuidada» y luego trabajó el barro, 2.000 kilos de barro, «con soltura y concisión, aunque sin que resultase un realismo sin alas». Una vez modelada en barro, la figura se fundió en bronce en Madrid. «El espíritu es contar como un pueblo se une para ir a una peregrinación. Es hermoso que un pueblo se ponga en marcha por una idea».


José Antonio Eslava indicó que, antes de hacerla hizo bocetos y vio «modelos de la realidad». «Hablé con ellos y extraje dos ejemplos de madurez y de infancia, que a la vez hacen que surjan las generaciones intermedias». Eslava aseguró que no se lo pensó dos veces cuando el departamento de Obras Públicas le encargó la escultura. «La hice para que se colocase a ras de suelo y que sea contemplada como uno más de nosotros. Siento como que con esta figura voy a estar aquí presente en todas las Javieradas».


Después de este paréntesis, sigo con lo que se ha comentado sobre Teobaldo. Sugieren que le falta vida, solo tiene la carcasa. Para ser una vida humana, habría que llenarla de experiencia, valores, de qué pensar. Cada uno tendría que aportar qué es lo que le hace falta para tener vida.

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